lunes, 7 de junio de 2010

180€



O lo que es igual gastar, en los tiempos que corren, 29.949 de las olvidadas pesetas de un solo golpe. Es un dispendio, es tirar un dinero que puede ser necesario para otras cosas.

Lo tengo claro “Aquí nunca se debe quitar” (mejor dicho recortar o se deberá decir ajustar).

Las zapatillas es el elemento más importante de cualquier corredor. Unas buenas zapatillas, te amortiguan, favorecen los músculos, cuidan los pies, repercuten directamente en la columna, en definitiva hacen que el cuerpo absorba mejor los incontables pasos de cualquier corredor, obteniendo un mejor estado psíquico y físico del cuerpo en general.

Estamos en un “estado de crisis generalizada” que por desgracia a todos en distinta medidas nos está afectando. En mi caso y para mis desgracias es una continuidad de economía ajustada de muchos años, por ello con tiempo planifico y ahorro para cuando llega el momento de sustituir el machacado par de zapatillas y, así, iniciar un intenso periplo ritual de compras: qué modelo es el anterior al ultimísimo, que tiendas especializadas en estas zapatillas tienen ofertas, comparar marcas y modelos, precios y más precios, vueltas para un lado y para otro y al final sueltas “la manteca” cuidadosamente ahorrada y no alegremente gastada.

Es simple economía doméstica de currante en régimen de sueldo ajustado, a pesar del inmenso sacrificio, tiempo y competitividad del bendito currelo, por un amo siempre cicatero y con amplios cortijos. Como sigo diciendo, esta simple economía domestica está basada en saber con tiempo donde ajustar o no gastar más de la cuenta, como mantener aquellos gastos que perfectamente serían fácil de modificar, pero su merma supondría una perdida en la calidad de vida que repercutiría en los de mi alrededor.

Nunca he vivido tiempos de la boyante expansión económica. Los años de lujo, aigas, presunciones suntuarias y largo etc. de ostentación pavoneante lo he visto siempre desde la acera contraria.

Hoy y mañana, privilegiao o ignorao, seguiré siendo milimétrico en mis gastos, seguiré valorando donde quitar o no, pero mientras pueda, siempre que la edad o la salud lo permita, seguiré comprando unas zapatillas de gama alta para hacer un deporte que me permita encontrarme mejor. Y como no puede ser de otra manera a mi hijo que ha comenzado esta aventura será un sacrificio el poder ofrecerle las mejores zapatillas y será un orgullo el quitarmelo yo para que los tenga él.

¡Claro!, que una cosa son los lazos naturales familiares y otra muy distinta los clanes familiares.

Hay un dicho popular que dice “cambiarás de amo pero no de ladrón”. Hoy no quiero quedarme en esto que simplemente valdría, como últimamente los parlantes dicen: eso es demagogia, sino que quiero trasladar una reflexión a través de la más antigua de las democracias que ha existido a lo largo de los tiempos. “Actuando así se sienten más libres. Cada uno puede decir lo que le plazca e incluso hablar más u ofender a quienes gobiernan la ciudad. Estos últimos, además, si no han actuado bien, puede ser apartados de su cargo en cualquier momento o incluso ser condenados a pagar daños y perjuicio si los ciudadanos sufren perdida por causa de su ineptitud” de Valerio Massimo Manfredi autor del libro El ejercito perdido.

Se y admiro a grandes deportistas que han corrido hasta sin zapatillas, conozco y me recuerdan lo que en otro tiempo era jugar al futbol descalzo por no poder permitir el lujo de romper unas albarcas, pero quisiera que la época de la alpargata solamente sea un recuerdo de lo mucho que otros sufrieron.

Un saludo al tronton
JMR