domingo, 27 de marzo de 2011

etece, etece


Que corredor, que se precie, no ha estado presente o participado en esas conversaciones, casi próximas a la de las mejores élites. En dichas conversaciones se desgranan cada uno de los entrenos que tienen programados, sus descripciones son detallas no quieren dejar en el tintero nada. Todo por insignificante que sea tiene suma importancia. Las series, los cambios de ritmo, los segundos que se arañan en largas distancias, las pulsaciones, los recorridos bien medidos o sus recortes, nada se deja al azar y todo cuenta. Es tal el sacrificio, la disciplina y el tesón que cada uno pone que, todo tiene importancia y nada puede relegarse a un simple olvido.

Si el atletismo, como movimiento popular, en un solemne acto de ensaltación fuera protagonista, quizás un locuaz y sagaz disertador con el ánimo de resaltar los valores y la importancia de sus actividad, siempre con la perspicacia de que todos se vieran reflejados e incluso evitar un involuntario olvido, al resaltar atletas de renombre como ejemplo utilizaría un genérico en el que cupieran todos y nadie se sintiera excluido, respetando con ello la solemnidad del acto.

Pero aquel lenguaje que desmenuza entrenos no es un lenguaje solemne, es un lenguaje de ilusiones y de retos, es más, está alejado de aquel etcétera, etcétera que tiene sus reminiscencias en aquellos lejanos o próximos exámenes. Quien no ha tratado de solucionar o hacer una salida hacia adelante, cuando al tener que nombrar una misma especie, nombra dos o tres y seguidamente se les pone un etc., para justificar que lo sabemos y al mismo tiempo no poner más, evitando meter la pata, esperando con ello que el “juzgador “sea benevolente.

Lo que es cierto, que aquel que está inmerso en un riguroso entreno, que tiene sus objetivos marcados, su lenguaje es vivo y directo, presume de sus esfuerzos y meticulosidad de entrenos e incluso se sincera en los desalientos (el flato, fuera de ritmo, una mala noche y un sinfín de pormenores que inesperadamente se cruzan).

Formo parte de un Club deportivo en el que su historial de equipo es poco llamativo,donde cada uno de los que lo forman están sumidos en retos personales, que los honra. Todos ellos se han ido curtiendo en el deporte popular en base a su propio esfuerzo, se han ilusionado e intentan ilusionar. En unas carreras forman más piña que en otras, pero no dudan en disponer sus coches cada fin de semana para recorrer la región y donde haga falta. El resumen de cada una de las carreras que hacen es en base a sus propios objetivos, pero siempre bajo una sana alegría de formar parte de un equipo modesto que llevan un mismo color y el orgullo de llevar el nombre de Villafranca de los Caballeros y su magnífico espacio natural las Lagunas a cada rincón de esta amplia región y más.

Para finalizar quiero dejar de lado las conversaciones de corredores, las solemnidades de actos de exaltación o los miedosos etcétera; y que mejor que al hacer memoria, recuerde: Antonio Layos (subcampeón de España en 5000m), Ricardo Ortega (Plusmarquista mundial en maratón, 2,11, Fernando Gaitán (Subcampeón de España de Cross) Pedro S. Villa (Subcampeón de España de Media Maratón) “ y tos esos” (expresión chelera que referencia la importancia del grupo que se nombra más los que sin nombrar son sobradamente conocidos) han estado presente en las distintas carrera populares que desde hace catorce años se celebran en mi pueblo, Villafranca de los Caballeros.

Que en los últimos años la Carrera Popular Las Lagunas está siendo un ejemplo de buen hacer,no cabe duda. Hoy en día es una de las carreras más numerosas de la región, que es capaz de extender con orgullo una marca, VILLAFRANCA DE LOS CABALLEROS Y SUS LAGUNAS, hasta rincones insospechado, dejando de ser un sueño que se ha convertido en realidad.

Julián Maroto Rodríguez.

lunes, 7 de marzo de 2011

Mujer y atleta lagunera

Reconozco que en mis tiempos mozo y cuando mostraban más alegría en mis piernas en el trote de las carreras, el verme superado por una mujer dejaba en mi una anecdótica mella (nunca llego a trauma).

Hoy superado aquello, creo que me corresponde reconocer su esfuerzo y sacrificio en todas las facetas de la vida, siempre teniendo que demostrar un plus más.
Si utilizase un personaje de alta alcurnia de aquellos primeros años del S XX, que bien maneja Ken Follett, con suma elegancia me quitaría el sombrero y haría una reverencia a la lucha, el esfuerzo y la voluntad de hierro de la mujer a lo largo de los año, pero creo que lo mejor que puedo decirles como tronton lagunero, para que quede constancia de su valía, es “Con dos cojones laguneras, sois las mejores”.

“Mediados de junio de 1917

Sin embargo, su feminismo más airado se había fortalecido como el acero durante los años que había vivido junto a las mujeres curtidas, trabajadoras y más que pobres del East End londinense. Los hombres solían contar el cuento de la distribución de tareas en la familia: ellos salían a ganarse el pan y las mujeres se ocupaban de la casa y de los niños. La realidad era muy distinta. La mayoría de las mujeres que conocía Ethel trabajaba doce horas diarias y además cuidaba de la casa y de los niños. Pese a estar mal alimentadas, explotadas en el trabajo, a pesar de vivir en chabolas y vestir harapos, les quedaba ánimo para cantar canciones, reír y amar a sus hijos. En opinión de Ethel, una sola de esas mujeres tenía más derecho al voto que diez hombres juntos.” Ken Follett en La caída de los gigantes.


Dedicado a las atletas del CA Las Lagunas de Villafranca, Araceli, Sara, Mónica, María Teresa y las nuevas incorporadas: María Dolores, María Luisa. Paula y Alicia.

JMR