martes, 19 de febrero de 2013

I CXM Cerro de la Degollá (Priego - Cuenca)


Para alcanzar algo que nunca has tenido,
Tendrás que hacer algo que nunca hiciste.
(Anónimo)
Al mismo tiempo que cruzo en bandolera mi bolsa de deporte y ajusto mi “convertibraga”, evitando que el leve viento frio me llegue a las orejas; mientras dos barrenderos, acaban de ajustar sus herramientas y con acostumbradas indicaciones se reparten la tarea, en las proximidades un noctambulo amaneció, entre tras pies y tras pies, entona un ronroneo musical.

Llego al punto convenido.

Mi indumentaria, chándal bajo tres cuartos abrigador y mi bolso deportivo al cruce traen la atención del noctambulo amaneció cantarinero y mientras un tras pies da lugar a otro y al mismo tiempo que combina un desentono, fija su mirada en mi figura y dirige su dedo índice a la sien, mientras este gesto internacional representa una ebria sonrisa brota de su labios.

Cumpliendo con las indicaciones de la Organización, allí estábamos, con el tiempo necesario para recoger dorsales, realizar los calentamientos oportunos y recibir la charla técnica para afrontar la I Carrera X Montaña Cerro de la Degollá.

Los primeros contactos con el ambiente, nos retraen o, quizás, más bien nos van situando ante la prueba que se nos viene encima. Indumentaria específica, figuras bien afilas y bien apretas. De reojo trato de vislumbrar los cerros que marcarán el camino, desisto y me digo: ojos que no ven corazón que no siente.

Dudo entre mi indumentaria y tras un vistazo, decido acoplarme la camiseta encima de otra de manga larga (Tipo Mario Bros), mantengo mi “convertibraga”, ajusto mis guantes y acoplo mi cámara en el cinturón.
En la línea de salida, se nos dan los últimos consejos e indicaciones, se nos relata las distintas dificultades del circuito. Aquí, ya no pienso en la dificultad, es el momento de la euforia, donde no existe objetivo que se nos resista.

La alegría de los primeros metros, el corto camino inicial de la salida de Priego hace afinar el ritmo y rápidamente la temperatura corporal se eleva, dejando traslucir el sudor. Con la inicial subida los goterones de sudor, desacertadamente caen sobre las gafas, que en esta ocasión y con desatino he elegido cristales oscuros para evitar el sol. Acabo de inicial la carrera y mi “convertibraga” la tengo anudada sobre la muñeca izquierda y los cristales oscuros se encuentran embadurnados por sendos lamparazos de sudor.

Quizás no hemos cubierto el primer kilómetro cuando el constante subir se transforma en una estrecha senda que no nos abandonaran en todo el trayecto. La subida constante, sus piedras y rocas que se cruzan por el camino, los arbustos, que en ramazos inesperados azotan el cuerpo, mientras en descuidos bajeros, sientes que los tobillos van a ir acumulando el inestable suelo. La aventura sólo acaba de comenzar.

Estamos en la primera subida, las vista van quedando en la espalda, los ojos se clavan con ahínco poco más allá de la zancada. Mientras se produce un constante jadeo de respiraciones, escuchas como un bronco y sincrónico sonido te brota del pecho. La “patata” a cogido un ritmo de a más de cien.

Subiendo al cerro de la Degollá
“Mirar lo que nos estamos perdiendo”. Una voz anuncia que algo inadvertidamente está pasando por delante de nosotros. Miramos, no paramos y con tras pies de casi aterrice te obligas a decir: mira disfruta estas retando a la montaña. El sendero te mezcla entre las zarzas y en cerrados zigzagueantes te deja ante desafiantes subidas verticales. Los músculos se tensionan al límite, bajo el ritmo de una “patata” a más de cien.


La primera cumbre, poseído bajo las antenas, se rinde bajo nuestros pies, es el cerro de la Degollá. Es lo más alto, sin saber lo que viene detrás. Dominas las vistas y comienzas el descenso. Piedras, rocas, cortados, filigranas de grietas. Un descenso donde el culo comienza un incesante besasuelos. Los músculos realizan una tarea antagonista al ascenso, deben sujetar  una vertical bajada, donde fantasmagóricos cortados se presenta bajo los pies. La belleza de la montaña se mezcla con un cuerpo buscando su límite. Las sensaciones pasan a ser únicas. Te das cuenta que el de delante sólo es tu guía, convirtiéndose cada una de la multicolor fila en eslabones a la conquista de la montaña.

Buscas el saliente donde amortiguar la bajada, las manos agarran donde pueden, la mezcla de tierra, piedra y humedad obligan a un incesante besasuelos donde pies culo y manos forman un quinteto de bajada.

Acaba la bajada y comienza una nueva subida. No hay tregua. Aquí te avisan. –Tranquilo, que son 3 km de subida, aunque luego tienes mejor bajada -.  Trato de calcular cuánto mide el paso que alcanzo a dar. Lo desecho. No es el momento de cálculos. Esto no son metros por segundo, ni siquiera por minuto, es simplemente subir. Buscar la mejor piedra de apoyo para impulsar con fuerza cada uno de los músculos de las piernas y al mismo tiempo reforzar el movimiento con las manos.

Olvídate del tiempo, sólo piensa en subir.

El sudor frio se cruza con un ligero viento de la montaña, los buitres te muestran el paisaje. La “patata” te bombea a más de cien. ¡Impresionante!, agotador y eufórico, extraña mezcla que te funde con la montaña. Buscas el corto momento de ver su esplendor escondido. Sientes que las fuerzas van siendo las justas. Subes, subes y no dejas de subir.

Bajada Técnica del cerro de la Degollá
Los gritos de ánimo, te anuncian la llegada a la segunda cumbre. Es el momento de repostaje. Algo de bebida, unos higos y porque no un poco de disfrute del paisaje en los más alto. ¡Ánimo!, que ya son sólo cinco kilómetros de bajada. Alguien de manera amable me marca un  punto allí, abajo. Un punto que yo lo percibo lejano. Y me dice: Allí tienes que llegar. Simplemente lanzo una sonrisa. Apretó los dientes e inicio un lento tronton.

Trontón que comienza animarme, aumento el ritmo. Voy por un camino, que simplemente se convierte en un espejismo, que da paso a un sendero de bajada. Los músculos están doloridos, comienzan a dar falso apoyos, no puedo lanzarlos, se siente incapaces de equilibrar la bajada. Flojean, me están diciendo basta y tengo que seguir. Me trato de dejar en la bajada. Los músculos tiemblan. Los tobillos han recibido un intermitente golpeteo, convirtiéndose en un adelantado dolor, que anticipan el próximo paso. Ves lo que parece la última rampa de bajada y, simplemente te dejas llevar para acabar.

Una última mirada. Te paras miras hacia atrás: Cerro de la Degolla a la derecha con su cumbre de las antenas y a la izquierda el alto del mirador. Me doy la vuelta, al frente y a unos metros las calles de Priego  que por un momento van a ser mi particular tronton hasta cruzar la línea de meta.

De vuelta y en duermevela, se cruza la imagen de aquel noctambulo amaneció cantarinero, que con una sonrisa hincando sus ojos en mi figura, señala con su índice la sien y con singular devaneo ejerce de arúspice y me dice: -¡Tú!, sí que estás loco-.

Algunas notas:
Siendo la I Carrera X Montaña que se organiza en la localidad de Priego, creo que es interesante hacer una serie de apreciaciones:
1.- La bolsa de corredor. Bolsa que desde la organización se ha trasladado como bolsa de amplio contenido, decir que este extremo ha estado por debajo de las expectativa de los corredores, se esperaba algo más e incluso que a última hora (tiempo había desde el cierre de las inscripciones) no se discriminara a ninguno de los “apuntados”. Y no menos importante es que esa camiseta técnica lleve la inscripción de la carrera, pues al fin y al cabo siempre es el único trofeo material que tienen los cientos y cientos de corredores que sabiendo que no van a ganar dan realce, bullicio y alegría al lugar que celebra el evento.
2.-Alredor de este evento siempre se reaviva el sector servicios, ejemplo restauración y hospedería, el conseguir un menú del corredor lo haría atractivo y no menos importante es el trato que se les dé a todos aquellos que pernoctan, y que menos que facilitar la posibilidad de una ducha, siendo flexible en el horario para dejar la habitación ( en muchos lugares lo hacen). Quedo demasiado pesetero, cuando quien regentaba la hospedería pedía 15 € por ducharte al final de la carrera.
3.- Por último felicitar a todos los voluntarios que se han desplegado por el recorrido y en los avituallamiento porque su alegría y disposición han hecho más llevaderos el recorrido.
JMR

lunes, 11 de febrero de 2013

Andamos con prisas


Estamos dentro de la primeras luces de este año 13, y parece que todos andamos con prisas. No hemos acabado de andar entre los Santos Viejos, que se nos viene encima todas las mascaritas, y entre tanto,  hay que apurar para completar entrenos, porque se nos echa encima, sin darnos cuenta, los retos de hogaño.

El tono grisáceo plomo de las lagunas, sin tantas prisas, nos dice que si la marmota en aquellas tierras americanas ha dicho que el invierno está en su fin, por aquí el somormujo entre sus aguas dice que “ande vamos con tantas prisas que cada cosa a su tiempo, y que por ahora el invierno es el que manda”.

Un fin de semana lleno de popurrí. Mezcolanza en el que de todo un poco ha hecho una grata suma. Mientras las Fiestas de la Ánimas, recorrerían a ritmo de tambor calles, plazas y paraban en las esquinas, para en ritos centenarios de Santos Oficios presentar sus oraciones, por medio chirrían los gritos de mascaritas de un “¡A que no me conoces!”. Ambiente donde cada año don Carnal vuelve en armas de batalla con doña Cuaresma.

Entre tanto, tanto devaneo que acaece, siempre queda tiempo para disfrutar en estas mañana de claro invierno, de un deporte que sin andar con prisas te exige mantener un ritmo. El ritmo justo para soltar carcajadas, entre bromas, chistes, retos, anécdotas,… al fin y al cabo la posibilidad de correr en grupo te da la oportunidad de reírte de la vida misma, aunque mañana te vuelva a gastar una nueva putada.
JMR

martes, 5 de febrero de 2013

Amorcillao


Cuanto menos haces, menos quieres.  Y ahí estaba soberbiamente amorcillao, dejándome llevar por la somnolencia intermitente. Esto me daba que lo marcao para el fin de semana no se iba a cumplir, al estar embargado por un sublime amorcillamiento.

Cosas de las tecnologías, con las desganas de seguir en mi amorcillamiento, escribo en google “carreras populares” y me aparece: I Carrera Popular Solidaria La Candelaria Pioz.

Son 6€, uno de ellos es para la ONG James Moiben, y  que te puedes inscribir con sólo mandar un simple  correo electrónico  sin cierre de inscripciones.

Amanece una mañana soleada engañosa, donde el hielo de la fuente en la plaza Mayor de Pioz, anuncia que hace un frio que rasca y que el mejor calentamiento se hace al abriago, aprovechando cada uno de los rayos solares que recoge la pared a la solana.

Puntualidad ninguna, después de calentar y recalentar, anuncian que les disculpemos pero que se retrasa media hora. Sorprendentemente el grupo de atletas que andábamos cobijado tras los rayos solares, con gestos de indiferencia, asumimos dicho retraso.

11,00 horas de la mañana, se da la voz de salida. Hasta ese momento mis sensaciones y mis ánimos eran ninguno. En algún momento que otro pensé en recoger el hato y volverme a casa (de vez en cuando, me aparecían resquicios de amorcillamineto).

Una vez que inicio mi ritmo, aprecio un ligero subidón. No conozco nada del itinerario de los 10Km, pero por el lugar que ocupa Pioz, espero encontrarme con unos cuantos sube y baja. Inexplicablemente y de manera pronta me encuentro con el km 1, luego el 2  y seguidamente el 3. Pienso que la medición anda corta.

Pioz, Villa situada en la Alcarria baja de la provincia de Guadalajara. Municipio que anda por los 3milypico habitantes, pero que por el recorrido que tan rápidamente pasa por mis pies, detecto que está poblado por incesantes urbanizaciones que florecieron en los años de la gran gloria inmobiliaria. Entre escasos aplausos, siempre por pocos que sean, dignos de agradecer, pero que en este caso sus espacios eran perfectamente cubiertos por los ladridos de perros/as de envergadura (por lo bronco de sus ladridos), que traspasaban la abundante arizónica que acota cada una de las viviendas chalets-unifamiliares.

Buen ritmo. Doy alcance a un corredor de la vecina localidad de Mondejar. Con fuerza y con ganas, establezco el corto dialogo que me posibilita el sofoco. Tras cruzar unas palabras, me informa que estamos a 2.800 metros  de la meta. Me da una alegría, pues mi reloj trontonlógico me estaba marcando 3500 para la meta (más o menos). Tras el cruce de comentarios y apreciando que su reloj controla hasta cada uno de los metros que pasan por nuestros pies, decido que si las fuerzas me responden seré su compañía hasta la meta.
Pioz, Villa de la Alcarria Baja de la provincia de Guadalajara. Municipio que honorablemente (ahora se dice así) es el municipio más endeudado de España, hasta tal punto que dicen que necesita 7.058 años para saldar sus deudas, ahora sí,  su depuradora vale para su población actual multiplicada por 20 (por poner un ejemplo). Nos acercamos al casco antiguo o pueblo real, comenzamos un zigzageo por sus calles que nos va anunciando que al revolver cualquier esquina nos encontraremos con la meta. Un mondejano y un chelero, en la misma línea de meta se chocan las manos, y por su agradable compañía me siento en la obligación de invitarle a la próxima carrera popular de las lagunas.

El sol suelta con alegría sus rayos de sol en la plaza Mayor de Pioz, el reloj de la torre de su ayuntamiento con sonido de carrillón anuncia la hora del Ángelus y yo, con una torta de la Candelaria bajo el brazo (Fiesta tradicional de esta Villa), cojo carretera y manta.

JMR
NOTA: La bolsa del corredor muy pobre, muy pobre, demasiado pobre.