martes, 19 de noviembre de 2013

MIRADA AL FRENTE, LAS IDEAS CLARAS.

Esta tarde, mientras entrenaba con Juanan, hablábamos de nuestros próximos retos, San Lillera, San Silvestre Villacañera, el maratón de Sevilla de Bienve y Mónica … y como no, el que esperamos volver a repetir algunos de nosotros, otros a estrenarse, el de Madrid. Algunas nubes y un molesto viento, parecían querer eclipsar nuestra preciosa afición; pero con paso firme y decidido vamos devorando metro a metro el camino que une el pueblo con nuestro paraíso particular, las lagunas. Comenzamos a un ritmo lento, para ir calentando, pero una animada conversación nos hace perder el control sobre nuestras sensaciones y poco a poco nos vamos acelerando. Hay muchísimas opciones a elegir, muchos caminos, pero ambos seguimos la misma ruta, casi como una bandada de pájaros, que giran al mismo tiempo y hacia el mismo lugar como si lo tuvieran todo perfectamente planificado. Ya al lado de las lagunas empiezan a desaparecer las nubes. El sol torna dorada la arena del camino, los pinos son más verdes, el agua es más clara … perdonad mi insistencia, esto es el paraíso. Todavía nos quedan unos metros contra el viento, pero el cerro (enfrente de San Cristóbal) nos protege y hace que casi me arrepienta de haberme puesto el gorro. Giramos a la izquierda y buscamos el carril del Riato. Ahora si que luce el sol, aire de espaldas, empezamos a sudar de lo lindo. Oye, Juanan, que vamos a 5 minutos “pelaos” … ¡es cierto! Me contesta … pero nada, que no bajamos el ritmo. Seguimos agusto, disfrutando, aunque ahora el paisaje nada tiene que ver con lo que acabamos de dejar hace tan solo unos minutos. Corremos con la mirada al frente, con las ideas claras, hay que hacer Madrid, estamos deseando devorar kilómetros y kilómetros, es lo que más nos gusta hacer (además de saborear unas exquisitas gachas en buena compañía, claro). Llegamos al pueblo, de vuelta a la realidad … o no. Mañana toca con el amigo Casero, otro buen compañero de fatigas.

domingo, 17 de noviembre de 2013

El señor don....

01/11/2013
Recuerdo hace no mucho tiempo que por diversas necesidades y a ciertas horas donde el pulular de jóvenes y jovenas comenzaban a tomar las calles con alegría y ganas de llenarlas de cierto alboroto. Yo me encontraba en un pausado y lento andar y observar de zona más o menos acotadas. En un momento determinado  percibí que mi presencia comenzaba a fabricar ciertas miradas furtivas. Miradas que reflejaban interrogantes, del tipo: ¿Y este que hace por aquí?, ¿de dónde ha salido? ¿Qué quiere hurtar de está nuestra desinhibida juventud?.

Poco a poco comencé a sentir incomodidad. Comencé a desear que el tiempo pasara cuanto antes y yo evaporarme de allí. Quería desaparecer de un lugar que a cada momento era ocupado por un desaforado ambiente juvenil, donde mi presencia quedaba relegada aquel objeto-recuerdo de bisabuelos de ubicación desentonante en un decorado de iluminantes curvas  de efluvios renovadores.

Y es que la mona aunque se vista de seda mona se queda. Elige ropa actual y moderna, colorinera, deportiva, informar,.. combínala y has malabarismo que nunca lograrán camuflar el inexorable paso de los imparables años.

-Como dice ese señor-, esta expresión casi paraliza mi impulso activo, de ciertas ganas de ir  a más, a pesar de los achaques. Este inicio de frase, rompía en el aire la transcendente reunión oficial que mantenía  nuestro CA Las Lagunas de Villafranca. Allí se debatían la renovación o no de su Directiva, la modificación o no de ciertas cuestiones de la carrera popular de las Lagunas y otras cuestiones de vital importancia para el disfrute y mejora de este Club y su proyección deportiva. Por ello y ante tal intención de reconocimiento y respeto, exijo que a partir de ahora en las reuniones y al dirigirse a mi persona que se dibuja en una cara algo enjuta, pelo corto y poblado en canas y rasgos rugosos vapuleados por el paso del tiempo, que no hay modo ni manera de camuflarlos, por todo ello exijo que cuando una bisoña juventud lagunera se dirija a tan avezado acumulador de años en vejez y se busque el dirigirse con el máximo de los respetos,  éste sea expresado bajo la anteposición de “el señor don…”. Sirva de ejemplo, para disipar cualquier duda a esta bisoña juventud lagunera, esto que ahora digo: - Como dice el SEÑOR DON GRILLO-. Y yo, a partir de ese momento  hablaré y mi voto valdrá por lo menos X2.

También podemos hacer otra cosa, que la juventud lagunera, bajo disimulo, ignore mis clarividentes rasgos de denotada vejez, y bajo la  espontanea expresión de bisoñez lagunera se exprese a la usanza siguiente: -¡Eh!, grillo explícate-. Una vez realizada tal ficción, aplicamos el axioma democrático: Un lagunero/a un voto.